Autodefinida como “la obra cumbre del cine chusco”, llega la cuarta entrega de la saga de este peculiar policía español.
Tras varios intentos de conseguir llevar una vida “digna”, Torrente decide aceptar el peligroso encargo que le ofrece un viejo conocido, lo que le llevará a enfrentarse con uno de los momentos más críticos de su carrera. Y hasta aquí podemos leer.
Dirige y protagoniza este espectáculo el inefable SANTIAGO SEGURA, y lo que es más complicado es intentar relacionar la cantidad y variedad de “artistas” que le acompañan: desde Paquirrín hasta El Gran Wyoming, desfila por la pantalla un número interminable de elementos reconocidos de los más variados ámbitos de la vida pública española: periodistas rosas, presentadores de televisión, futbolistas, humoristas, delincuentes, nietas de dictadores fallecidos, videntes, vividores y freakis varios. Incluso hemos visto a alguna actriz, aunque de cine porno.
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