En el verano de 1956 Colin Clark, de 23 años, deja Oxford para hacer carrera en el cine trabajando como asistente en el set de rodaje de “El príncipe y la corista”, la película que interpretaron Laurence Olivier y Marilyn Monroe quién también estaba de luna de miel con su marido, el escritor Arthur Miller. Cuando Miller vuelve a Estados Unidos, deja el camino libre a Colin para introducir a Marilyn en los placeres de la vida británica durante una idílica semana en la que la acompañará en su huída de los aduladores y de la presión del trabajo en Hollywood.
Mi semana con Marilyn es un retazo de la personalidad de Marilyn Monroe durante una semana de su vida, momento en el que recién casada encaraba el rodaje de una de sus películas más recordadas. Una cinta ligera y simpática que se ve de manera agradable. El tema que se utiliza como premisa es demasiado anecdótico, pero la cinta funciona como divertimento y como mirada a la personalidad de Marilyn, en el fondo una chica temerosa e insegura víctima de su imagen pública. La actriz Michelle Williams dota al personaje del alocado aire de encanto, dulzura, sensualidad y fragilidad que asociamos a Marilyn.
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